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Cajita de Olinalá - Ténica Rayado - Huehuetlan el Chico - Puebla

if you interested in this image please contact me. This image may not be used in any way without prior permission © All rights reserved PEDIMOS A LOS ARTESANOS Y AUTORIDADES, QUE FOMENTEN LA RESIEMBRA DE ARBOLES DE LINÁLOE, ZOPANTLE, COLORÍN, COPAL, AGUACATE Y PAROTA, para que continuen con la explotación racional de estas maderas y creación de tan hermosas artesanías... El domingo anterior a la Feria de Tepalcingo, Morelos, Huehuetlán El Chico, Puebla se viste de fiesta con la “Feria de Jícaras”, realizada cada Segundo Viernes de Cuaresma. Los comerciantes del vecino Estado de Guerrero en su ruta hacia la Feria mencionada, pasan por este lugar y desde hace mucho tiempo pernoctan en él. El Profesor Nicolás Torres Rodríguez nos comentó que en el pasado los comerciantes descansaban del agotador recorrido en la calle en donde se localiza el templo de San Francisco, conocida en la actualidad como CALLE DE LAS JÍCARAS, en algún momento alguien empezó a interesarse por los productos que traían y surgió el intercambio comercial. La actividad económica se traslado de la Calle de las Jícaras a las Instalaciones de la Escuela Particular en el centro de la población y debido al incremento e importancia del evento actualmente se realiza en la plaza principal. FUENTE: chietla.com/actualidad/eventos/2011/03/domingodejicaras/ ################################################################# La técnica denominada “Dorado” En Olinalá se sustituyeron los filos dorados de la decoración antigua, por unos de pintura amarilla. El uso intenso del oro que se hizo antaño derivó en el verbo “dorar”, que en el lenguaje actual de los artesanos olinaltecas significa, simplemente, decorar con pincel. LACAS Y MAQUES UNA TRADICIÓN PREHISPÁNICA La llamada laca o maque es una técnica de decoración tan importante en el arte popular de México, que se considera como una rama independiente de los objetos que se decoran. La palabra laca es de origen persa (lacks) y maque es de origen árabe (summac). La técnica consiste en decorar objetos con una mezcla hecha de diversos materiales -minerales, vegetales y animales-, especialmente aceites y tierras de diversos colores. La práctica del maque es de origen prehispánico. Los cronistas españoles dieron fe de la presencia de diversos objetos y su decoración durante la época colonial, por ejemplo, Fray Bernardino de Sahagún, (mediados del siglo XVI) mencionaba distintas clases de jícaras que vendían los comerciantes, entre las cuales había unas “untadas con barnices que les dan lustre”, refiriéndose sin duda al aje y a la chía, materias primas utilizadas hasta la fecha. Fray Jerónimo de Mendieta, llegado a México en 1554, precisaba que se hacían vasos “…de ciertas calabazas muy duras y diferentes de las nuestras, y es fruta de cierto árbol de tierras calientes…las pintan hoy día de diversas figuras y colores muy finos…Son vasos muy lucidos y vistosos.” Hacia 1580, Fray Diego Durán aludía a las “xícaras ricas” que se vendían en los tianguis y ferias ordenadas por los reyes indígenas. Castaño de Sosa en 1589 se refería a unas “xícaras muy galanas”. Torquemada (1609), hacía referencia a “un vaso muy pintado hecho de calabaza, que llaman xicalli”. No podía ser más elocuente el asombro de los cronistas sobre este arte aplicado a objetos de uso cotidiano. Tal era su fuerza, que ni el tiempo ni la presencia del conquistador, pudieron desaparecerlo; por el contrario el arte de las lacas se enriqueció con la decoración de otros artículos elaborados por los carpinteros, oficiales que aparecieron durante el virreinato. No obstante los testimonios de los cronistas españoles, todavía en el siglo XX había quienes pensaban que las lacas mexicanas eran de origen chino; como decía Gutierre Tibón hacia 1960: “Existen…inocentes que sostienen el origen chino de las lacas mexicanas o que hablan del 'secreto de fabricación de las lacas que tan celosamente guardan los indios'. Las lacas de Olinalá, las de Chiapa de Corzo y las de Uruapan, son de origen genuinamente autóctono; se han encontrado, en tumbas precortesianas, fragmentos de tecomates y jícaras laqueadas. Sin duda se produjeron lacas entre los mayas y su técnica era conocida desde tiempos inmemoriales en Mesoamérica. En cuanto al procedimiento, nada tiene de secreto; se conocen los ingredientes y todos los detalles de la manufactura de las lacas con aje (Michoacán, Chiapas) y con chía (Olinalá).” LAS MATERIAS PRIMAS La anterior cita nos permite adentrarnos en el tema de los materiales que actualmente se utilizan en la elaboración de lacas. Las tierras usadas en la preparación del maque, que contienen una combinación de minerales, (carbonato natural de calcio y magnesio) reciben el nombre de dolomía, que se pulveriza en casi todos los lugares en donde se produce, excepto en Chiapa de Corzo en donde se obtiene por tamización, poniendo las piedras en agua hasta formar un “atole” que se cuela varias veces. Luego la tierra separada en bloques (panes) se deja secar. Las tierras para elaborar la primera masa del maque, reciben el nombre de tepútzchuta en Uruapan y Pátzcuaro; tizate en Chiapa de Corzo; y tecoztle en Olinalá y Temalacatzingo. Estas tierras se usan para la base del trabajo, pero otras tierras de composición caliza que brindan diferentes colores, así como algunas anilinas industriales, se utilizan como pigmentos para la decoración. Otro elemento esencial para la elaboración del maque es el aceite, del cual existen tres tipos, uno de origen animal que se denomina aje, que se obtiene de un insecto, el cocus axin, y dos de origen vegetal, la chía y la linaza. El aje se prepara recolectando el insecto, hirviéndolo cuando aún está vivo, lo que permite soltar algo de grasa; luego se exprime en una manta, se muelen los gusanos y se hace una sola pasta de grasa. El aje se emplea en Chiapa de Corzo, Uruapan y Pátzcuaro. En estas dos últimas ciudades también se usa el denominado tzipiatz que es una combinación de grasa de aje y aceite de chía. A la mezcla de tepútzchuta y tzipiatz, se le llama sisa y es la que se utiliza en Uruapan como maque de base sobre las piezas pulidas y alisadas. Por su parte el aceite de chía para hacer el maque se utiliza en los pueblos productores del estado de Guerrero. Su proceso inicia con el tostado de la semilla, luego se muele hasta formar una masa aceitosa que se sumerge en agua tibia para luego colarla y obtener el aceite. Finalmente en ocasiones se utiliza el aceite de linaza, de origen industrial, que es más barato que los anteriores y que por consecuencia brinda menor calidad a las piezas laqueadas. La aplicación de la mezcla del aceite y las diversas tierras permite, además de decorar las piezas, su endurecimiento e impermeabilización. Las técnicas de aplicación del maque son también diversas, por lo que se analizarán sus detalles según su lugar de origen. OLINALÁ Y TEMALACATZINGO, GUERRERO Olinalá, cabecera municipal ubicada en la montaña de Guerrero, es quizás el más importante centro productor de lacas en el país. Notable desde la época colonial, allí se produce una cantidad considerable de objetos: arcones, cajas, charolas, joyeros, bateas, bules, jícaras, máscaras, marcos, biombos y otros muebles de excepcional calidad. Es conveniente mencionar que para la elaboración de los arcones y las cajitas se utiliza la madera aromática de lináloe que impregna con su agradable olor todo lo que se guarda en su interior. Existen dos técnicas de decoración en Olinalá, el “rayado” y el “dorado”. En ambas destaca una gran variedad de motivos ornamentales: grecas, flores, animales y paisajes; así como diversidad de colores y combinaciones que le dan su sello propio. El “rayado” consiste en aplicar con una cola de venado, una primera capa de tierra base a la pieza ya alisada; esta capa se asienta con una piedra para lograr uniformidad y para que se adhiera a la pieza por medio de los aceites que funcionan como fijadores. Luego se aplica una segunda capa de polvos de otro color que se pule con la mano. La pieza se deja secar y se le da una segunda capa de color. Una vez seca, se delinean los motivos con la punta de una espiga de maguey, cuya dureza es semejante a la de una piedra; después se levanta el maque de la capa superior, dejando ver el color de base original, creando el contraste, entre una capa y otra, por medio de la decoración. La otra técnica es la denominada “dorado”. En Olinalá se sustituyeron los filos dorados de la decoración antigua, por unos de pintura amarilla. El uso intenso del oro que se hizo antaño derivó en el verbo “dorar”, que en el lenguaje actual de los artesanos olinaltecas significa, simplemente, decorar con pincel. En esta técnica, las pinturas son preparadas con la misma mezcla de tierras y aceite. El decorado se aplica sobre una base de maque preparada igual que en la técnica anterior y se combinan los colores como en la técnica del óleo. Una variante de esta técnica es la de aplicar el decorado sobre una base de oro de hoja en lugar del maque. Si bien esta técnica estaba a punto de extinción, el esfuerzo de varios artesanos ha permitido su florecimiento en los últimos años. No obstante que los temas en la técnica del dorado son, la mayor de las veces, ornamentaciones florales y paisajes de campo con cierta influencia oriental, existe una variante que es la de los baúles de feria que incluyen el maqueado también en su interior. Los dibujos en sus diversos lados tienen paisajes del pueblo de Olinalá, algunas veces con alusiones personales o con el nombre del dueño del baúl, cuando éste se mandó a hacer por encargo. Los hay también con decoraciones patrióticas, banderas y escudos nacionales, cuyos diseños tienen una clara influencia de las águilas imperiales del siglo XIX; en este caso, al abrir el baúl, en la parte interior de la tapa, se repite el águila imperial. Temalacatzingo es una comunidad cercana a Olinalá, habitada por un pueblo náhuatl que representa uno de los dos grupos de maqueadores indígenas que se conservan en el país. Cabe hacer hincapié que esta población es la productora de chía más importante de cuantas abastecen a Olinalá, el centro productor más demandante de esta materia prima. También se dedicaba antiguamente a producir grana, o sea cochinilla, para utilizarla como colorante, pero fue desapareciendo, siendo sustituida por anilinas industriales que son más baratas. Actualmente existe una corriente de asociaciones civiles que promueven el rescate de colorantes naturales, entre ellos la grana cochinilla, que se obtiene por infesta de la planta del nopal. Temalacatzingo comparte con Olinalá la técnica del maqueado y la decoración con el “dorado”, pero elaborando piezas diferentes. Originalmente el pueblo era famoso por sus jícaras maqueadas en rojo y decoradas con motivos florales en la orilla así como con diseños de pájaros al centro, sin embargo en la producción actual destacan las figuras humanas y las zoomorfas, las hornacinas y los santos, los juguetes móviles que fueron inducidos en los últimos años y las máscaras para diversas danzas de la región. Aunque en términos generales han conservado la técnica y los materiales tradicionales del maque, en algunos casos se usa pintura industrial, disminuyendo la calidad del producto. LAS JÍCARAS DE ACAPETLAHUAYA Y OCOTEPEC, GUERRERO Otros dos pueblos dedicados a la producción del maque en el estado de Guerrero, aunque en muy menor escala, son Acapetlahuaya y Ocotepec. En Acapetlahuaya se tiene una verdadera devoción por el uso y la producción de jícaras, tradición viva desde los más remotos antepasados prehispánicos. “En ellas -relata Carlos Espejel- sirven el atole que toman todos los días…En todas las casas encontré estas jícaras como platos, como vasijas, para servir agua o tomarla, como tapaderas de ollas, al lado del metate para humedecer las manos que tortean, etc.” Para el maqueado, en Acapetlahuaya se utilizan los mismos materiales que en Olinalá: aceite de chía, tierras y en ocasiones colores industriales. Se siguen las mismas técnicas: primero se aplica el fijador y luego las tierras para empastar, en este caso tepetate, luego los colores de fondo y finalmente la decoración a pincel que, normalmente, es tan sencilla como magistral: guías o ramos de hojas y flores que se delinean en tonos oscuros, con un animalito al centro de la pieza. La diferencia de las jícaras de Ocotepec está apenas determinada por el uso de tierra roja en lugar del tepetate de Acapetlahuaya para el empaste o maque de base. FUENTE: www.uv.mx/popularte/esp/scriptphp.php?sid=414 ####################################################################### Las mal llamadas lacas de Olinalá producidas allí y en algunas pequeñas comunidades aledañas como Acapetlahuaya y Temalacatzingo, constituyen un emblema del artesanado de Guerrero. Olinalá es un pueblo mestizo cuya producción alcanza ya fama internacional y Temalatzingo es una comunidad náhuatl. Ambas están ubicadas en zona serrana. En realidad es preferible, para evitar confusiones, llamar maque mexicano a la rama del arte popular que sus artesanos producen. El maque mexicano es como dijimos de origen prehispánico y se desarrolló en diversas partes de Mesoamérica. Existió en Oaxaca y Yucatán, y actualmente persiste en Chiapas, Guerrero, Michoacán, Guatemala, Honduras y El Salvador. Se llama así a una técnica decorativa consistente en aplicar y bruñir capas superpuestas de grasa, polvos calcáreos y colores sobre superficies alisadas, casi siempre de madera o cáscara de cucurbitáceas como las jácaras y calabazas. Para lograr buenos resultados se tiene que trabajar con varios materiales naturales. La materia grasa es una cera llamada axe o aje obtenida por ebullición, trituración, filtrado y desecado de las hembras de un insecto hemíptero cuyo nombre científico es "Coccus ajin". También se usa el aceite de chía o chicalote, extraído de la planta Salvia chián. En este caso las semillas de chía se tuestan en comal y muelen en metate hasta formar una masa aguada. La masa se exprime para separar el aceite y este se cocina para preservarlo. Los polvos calcáreos se obtienen a partir de tierras a base de carbonatos de cal y magnesia. El aceite de chía es el más usado en Guerrero. Y las piedras cocidas y molidas que se emplean, son conocidas en la zona como "tierra de tolte" y "tierra de tezicalte". Los colorantes pueden ser naturales, como el negro de humo o la piedra llamada "tecostle" que es también negra y el polvo de cinabrio que da un rojo, aunque es común utilizar anilinas industriales. Los objetos a decorar se cubren con una pasta de aceite de chía y tierra molida, sobre la cual se espolvorean los pigmentos y luego se los va bruñendo por medio de una muñeca de algodón o con piedra de bruñir. Hay dos variedades de maque en Olinalá la dorada y la rayada, aunque algunas piezas combinan ambas técnicas. El maque rayado consiste en aplicar sobre la madera o el guaje varias capas de pasta, primero de un color (hasta que queda una base gruesa) y luego sobre ella superponer otras varias capas de un segundo color. Sobre este último se rayan después de 15 días de secado los dibujos o decoraciones. Luego se vacían (es decir se quitan o levantan los intersticios del decorado) quedando al descubierto allí el color de la capa inferior. De esta manera la pieza queda pintada en dos colores y con el dibujo en relieve. Constituyen verdaderas joyas por su diseño, belleza y colorido. Por lo general son piezas utilitarias tales como arcones, cajas y joyeros confeccionados con una madera semipreciosa, el linalóe, que perfuma delicadamente con un olor alimonado todo lo que se guarde en su interior. Los llamados "baúles de donas", tradicional regalo para las bodas, son las piezas más apreciadas. Puede ser dorados o rayados. También destacan las "cajas de feria", rectangulares y de gran tamaño que sobre su tapa plana llevan siempre decorado a pincel un paisaje. Estas piezas se cubren y decoran con material de maque pero casi nunca son rayadas. Se hacen además sobre muy diversas maderas otras piezas, tales como bandejas, platos, respaldos de camas, mesas, sillas, marcos, biombos y otros muebles decorados. En Olinalá el artista local Francisco Coronel revivió la técnica del dorado, cubriendo con la hoja de oro toda la superficie del objeto decorado, para luego delinear en pincel, sobre ese fondo y con material de maque, muy delicados dibujos. En Temalacatzingo se cultivan gran cantidad de bules de árbol o de enredadera que son utilizados como materia prima para el maque. Son muy famosas las piezas de juguetería laqueada producidas allí.También los Cristos tallados en madera y laqueados. FUENTE: www.elportaldemexico.com/arte/artepopular/estadodeguerrer...

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