A Mano derecha del la entrada al Convento vemos la arcada del portal de peregrinos, donde aún se aprecia parte del mural de los doce franciscanos evangelizadores, en el extremo izquierdo del mismo está el acceso al convento. El convento está formado por un claustro cuadrado bajo y alto de gran austeridad todo de cal y canto. Las habitaciones superiores eran celdas, y las inferiores eran el refectorio, sala de profundis, cocina, alacena, sacristía, enfermería, bodega y portería en torno al patio central, donde había una fuente y naranjos. En el corredor se hicieron pinturas murales de la que se conserva el cordón franciscano como remate superior. En el dintel de la puerta de salida al portal de peregrinos hay una pintura donde los extremos se encuentran un jaguar y un águila al “estilo códice”, al centro “La Anunciación” con el arcángel “San Gabriel” y “María” arrodillada, “Dios Padre” contempla la escena. En el claustro del ex-convento se están restaurando las sentencias y las pinturas al fresco, en una de estas últimas están los símbolos de Cuautinchán. También se encuentran aquí los restos de un mamut hallados en las cercanías del lugar.