Tengo un amigo Nomo al que le gustan mucho las plantas y tiene una variedad enorme y una paciencia prodigiosa para quererlas y cuidarlas; alguna vez le conté del trabajo que es y la emoción que me provoca cada vez que veo florecer a mis pobres plantitas de departamento en ciudad. Hoy me asomé al balcón de mi casa y me encontré con que estas pequeñas están floreciendo y no pude más que pensar: Ah! Le tengo que enseñar esto al Nomo! Así pues, este es mi humilde regalo para ese nuevo amigo que anda por ahi, salpicando de color y olor a café este mundo a su paso.