El presente contemporáneo, como el tiempo donde convergen la temporalidad fugaz del consumo y la comunicación. Por un lado, se produce un aceleramiento en la renovación constante de los placeres y necesidades gracias al consumo moda, pero a la par, surge una urgencia por el estar ahí y ahora, y que debido a la funcionalidad, velocidad y eficacia de los medios electrónicos, se ha originado una obsesión por la circulación de los mensajes en la inmediación. De esta forma, ya sea porque existe una renovación perpetua de los placeres o porque existe un predominio del aquí y ahora sin ningún plan de futuro, es que el hombre en su cinismo ve en el presente una temporalidad fugaz pero también eterna y dominante. De cierta forma, la movilidad sin esfuerzo y la velocidad incesante de nuestra sociedad, han originado una pausa en la temporalidad, como si los objetos e individuos flotaran en un vacío brumoso donde no existe algún sentido o finalidad, donde se avanza constantemente pero a la par no se va a ningún lado como sociedad. Por consiguiente, con la formación de seres despreocupados, frívolos e individualistas orientados a la satisfacción de sus necesidades terrenales en el presente, surge una irresponsabilidad moral de las repercusiones futuras de sus actos en la cotidianidad. Documento completo…