En la mitología azteca, Iztaccíhuatl fue una princesa que se enamoró de Popocatépetl, uno de los guerreros de su padre. Su padre envió a su amor a una batalla al Estado de Oaxaca, prometiéndole entregarle a su hija si éste regresaba victorioso, lo que su padre daba por imposible. Un pretendiente de Iztaccíhuatl le dijo a ésta que su guerrero amado había muerto en batalla y logró convencerla de casarse con él. El guerrero regresó victorioso e Iztaccíhuatl, que ya se había entregado al pretendiente, y ante la imposibilidad de darle su pureza a su amor, se suicidó, con la consecuente muerte de su amor. Debido a el gran amor entre ellos los dioses los convirtieron en inmensas montañas alrededor del Valle de México, Iztaccíhuatl y Popocatépetl, para que eternamente estuvieran juntos recordándole a todos su gran amor