Cabe señalar que estas ofrendas corresponden al número de fallecimientos que se tuvieron a lo largo del año, donde si bien fueron 30 los decesos, sólo 20 son de la religión católica y decidieron elaborar de estos recuerdos monumentales por sus difuntos, mismos que puede superar los dos metros de altura en promedio. Si bien la actividad comienza desde el 28 de octubre con el recuerdo de los accidentados, son el 1 y 2 de noviembre cuando se colocan la mayor cantidad de altares y ofrendas. El incremento de la afluencia de visitantes genera que cerca de 70 jóvenes se preparen como guías de turistas, y que sea reforzado el dispositivo de seguridad. Pero la colocación de los altares no incluye sólo el gasto de estas ofrendas sino un extra, ya que los visitantes, conocidos o no, también son recibidos con alimentos que pueden ser desde un atole o chocolate con pan de dulce, hasta mole, pipián, adobo o guaxmole. Si bien, los costos varían, un altar modesto ya implica un gasto cuando menos de 12 mil pesos, ocho mil exclusivos para la mano de obra y los cuatro mil restantes para los insumos que se requieren, incluyendo telas, comida, frutas además de veladoras, incienso y pan de la temporada al igual que flores de la región. Tal es el caso de Norma Juárez Cano, prima de la occisa, Verónica Silva, quien a los 34 años de edad pereció en un accidente y dejó a ocho niños en la orfandad; en este caso el altar se distinguió por una tonalidad rosa pálido en la tela empleada, así como en los ramilletes colocados; se dedica una habitación exclusivamente a estos monumentos de amor y recuerdo por los familiares que partieron, donde se colocan sillas para los que llegan, sin importar si son de la localidad o no, acostumbran platicar de su tradición de colocar ofrendas monumentales, que llegan a contrastar con la humildad de los hogares. A pregunta expresa de si la situación económica actual influye, Norma Juárez señaló que entre todos se hacen ahorros y participan de esta actividad; de hecho meses antes a la festividad de muertos, comienzan los preparativos. El otro altar, colocado el 28 de este mes, fue en recuerdo de Gloria Sarmiento, de 20 años, quien pereció en una riña callejera cuando una bala pérdida la alcanzó; su madre Carmen Eustaquia Adaya señaló que además de la comida que le gustaba, como su hija era todavía joven, le colocó dulces para que la acompañen en su camino a la que fue su casa. Además ubicó una imagen de la Virgen de Guadalupe, de la cual era muy devota; en este caso la tela de fondo era blanca. Sólo dos altares se colocaron con motivo del recuerdo de los accidentados, los restantes 18 serán expuestos el primero de noviembre cuando se rememora a los adultos; en esta ocasión en el atrio del Ayuntamiento se dispuso de un altar de dos metros y medio de alto en recuerdo de Sabel Rosas Mejía, ex presidente municipal, que falleció este 2009. El costo de esta ofrenda fue de 50 mil pesos, y fue elaborada por Eugenio Reyes, otro ex edil que se ha especializado en elaborar estos monumentos, y que incluso ha realizado viajes a Inglaterra y Canadá para exponer sus obras. ALTARES: FUSIÓN DE LO PREHISPÁNICO CON LO RELIGIOSO El vocero de la Comuna señaló que los altares de Huaquechula son una fusión del arte prehispánico con lo religioso, de hecho hoy en día se nota una fusión del arte palaciego europeo, antiguamente la ofrenda era solamente un recipiente de aceite con semillas sobre una mesa de piedra. En la actualidad los altares cuentan con tres niveles, el primero es denominado "El mundo terrenal", y aquí se coloca pan de muerto que representan el cuerpo humano del difunto bañado en su propia sangre, además de pan de agua o blanco que simboliza la pureza del alma. También están las hojaldras, mismas que significan el cráneo y la osamenta del difunto. En el primer nivel, por lo general también se pone la comida o bebida que vienen a probar los difuntos. Para este caso se seleccionan los platillos o bebidas favoritos del fallecido, entre los que se pueden ver mole, tamales, hojaldras, dulces, frutas, chocolate o atole. Un elemento indispensable es la cera, ya que a decir de los lugareños, sirve para iluminar el camino del difunto en la oscuridad, además del agua bendita que ayudará a mitigar la sed en el camino que recorra; el punto central del primer nivel es la fotografía del muerto, ya que sirve para identificar a quién se dedica la ofrenda, esta imagen es reflejada en un espejo para hacer un llamamiento al alma del difunto del inframundo al mundo de los vivos. Por su parte, el espejo simboliza la entrada del inframundo a este mundo, mientras que el incienso y copal que acompañan el altar se traducen en las plegarias que se elevan al cielo, así mismo, no puede faltar la flor de temporada. Otros elementos significativos son figuras de llorones, que representan a los dolientes directos, es decir, los familiares, así como los ángeles que implican el acompañamiento a este mundo terrenal. El segundo nivel representa la unión del cielo y de la tierra, de lo humano y lo divino, aquí suele colocarse la imagen del santo o virgen de la cual era devoto el muerto; para el último nivel se considera la colocación de un niño Dios si fue un menor el acaecido, pero si se trata de un adulto, se culmina con una cruz; de esta forma se representa el cielo o la máxima divinidad. La palabra Huaquechula proviene del náhuatl cuauhquecholan, que significa águila, quecholli:plumaje rico y lan:locativo, es decir, "junto a las hermosas y ricas plumas del águila". En sus artesanías destacan los candelabros, candeleros, sahumerios con relieves de ángeles, arcángeles y querubines, además de los trabajos de comales de barro. Esta localidad data del año 1110, cuando grupos indígenas Xilancas y Teochichimecas se establecieron al norte de donde se encuentra hoy el pueblo, en el Siglo XVII pasa a formar parte de la corona, anteriormente permaneció en el distrito de Atlixco hasta que en 1895 se convirtió en municipio libre, nombrando como su cabecera municipal a Huaquechula. Hoy en día su población no supera los tres mil habitantes, y se encuentra a una hora de la ciudad de Puebla, entre Atlixco e Izúcar de Matamoros. POR: Mayra Hernández www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/n1385831.htm