En Huexotzingo, Puebla. La altura y trabajo de sus bóvedas nervadas (por los "nervios" que la decoran) es impresionante. En ellas se ven las huellas del tiempo y sus restauraciones. En este caso, como en muchos otros edificios coloniales, las ventanas se colocaban en la parte más elevada de los muros, para así poder iluminar todo el recinto durante el día.