Un pájaro a un plumero le preguntaba, si las plumas mostradas eran de un ala tomadas. ¡Ay, qué lágrimas le resbalaban! Y abrazando al plumero las plumas besaba. Hay sueños que vuelan y sosiegan el alma y hay trinos que cantan y dolidos se apagan. ¡Ay, qué lágrimas resbalaban! Y al ver al plumero tan sólo lloraba Salvador Pliego