Pasaste al tiempo de mi partida, gastaste la cantera que un día sintió el balance de mi peso sin rumbo conocido y; perdóname, pero tengo que partir, el sol inclemente que me abraza y procura, me colma y duplica, roba los segundo a la vida que yace entre disturbios distantes, entre modas y besos, entre sonrisas y dejos. No sabrás quien yo fui y no tendrás idea de a donde iré pero quiero seguir perenne contigo, con el gusto de olores, con la trama de colores y con la dicha de mis amores. Ya tengo la espalda cansada, los ojos vidriosos, las manos sin fuerza y el corazón exhausto y sentado en este cajón solo espero que hoy no sea el amancere final. Barrio de La Luz. Puebla, Puebla.