Vivo en una hermosa casa diseñada y decorada al estilo mexicano; herencia de mi padre y remodelada por mi esposa. La casa de piedra y ladrillo esta rodeada de bugamvillas, palmeras, y árboles de algunas frutas. Día a día nos despertamos mi esposa y yo, créalo o no, con cantos de diferentes pájaros y palomas posados al amanecer por el jardín. Tiempo en que entran a la recamara, nuestros dos perros para sacarnos a la palapa donde tomamos café. De ahí podemos ver, más allá de la barda, otra belleza: El Volcán Popocatépetl… casi siempre humeando. Me costó algunos años acostumbrarme a vivir junto a él sin temor, y poder llegar a lo que hacemos todas las mañanas hoy en día… saludar, a don Goyo, como lo llaman los locales, con respeto pero también con cariño y admiración. ¿Ahora…? ¡Ahora no nos acostumbraríamos a vivir si él al lado!